Blue Flower

Título: La enfermedad como proceso de duelo: acompañar a la búsqueda de sentido

Autor: D. Roberto Álvarez

Procedencia: Fundación Instituto San José. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Nacemos a la intemperie, vulnerables y necesitados de ayuda. Vamos construyendo nuestra personalidad, desarrollándonos como personas en relación con los otros, adquiriendo habilidades y capacidades para enfrentarnos al mundo. Nuestro entorno, historia de apegos y lo adquirido a través del aprendizaje marca nuestra biografía. Somos biografía y comunicación. Y en todo este camino que es vivir, existir, vamos incorporando afectos, conocimientos y toda una constelación de personas que marcan nuestra experiencia vital. Vivir es incorporar todo aquello que nos nutre, y tener que soltar, desprendernos a lo largo de nuestro camino vital de no solo lo que nos hace daño, sino, y esto es un gran aprendizaje de vida, tener que aceptar el hecho de que perdemos personas, afectos, proyectos y partes de nosotros. Nuestra historia de vida está jalonada de éxitos y fracasos, victorias y derrotas, de momentos de felicidad y de heridas. Las heridas forman parte de nuestra existencia. Llamamos heridas a todas esas experiencias por las que vamos a pasar de algún modo como : abandonos, rechazos, humillaciones, injusticias y traiciones.
Con todo este mundo de experiencias vamos construyendo el significado de nuestra vida, dotán dola de sentido y buscando el bienestar y la satisfacción. Construimos nuestro mundo de supuestos. Conformamos nuestros esquemas mentales que contienen todo lo que asumimos que es verdad sobre el mundo y nuestro yo, a partir de nuestras vivencias (Rando, 1995).
Cuando nos sobreviene una enfermedad, nosotros como enfermos y nuestros seres queridos vamos a experimentar esta situación como un hecho traumático que nos afecta de manera global a todas las dimensiones de nuestra persona: el yo, los otros, la vida y el mundo. Pérdidas a nivel biológico, psíquico, social y espiritual que comprometen nuestra identidad, autonomía, centros de interés, relaciones sociales y laborales, y, en definitiva, el sentido de nuestra vida.
Si entendemos el duelo como la reacción psicológica ante una pérdida que puede ser la muerte de un ser querido, pero también la pérdida de algo físico o simbólico. Entenderemos que como psi cólogos cuando acompañamos a un enfermo y su familia a enfrentarse a un proceso de enfermedad, estamos delante de alguien que en todas la dimensiones de su persona, de múltiples formas, se ve afectada por un hecho traumático como es la enfermedad que implica toda una modificación del mundo de significados, presupuestos, valores y sentido de vida. La enfermedad es una herida, que provoca múltiples pérdidas y coloca a la persona y su familia ante un proceso de duelo. El mundo puede parecer injusto y carente de significado.
Nuestra tarea como psicólogos es acompañar al paciente y la familia a luchar por asimilar, adap tarse y reajustarse a una vida transformada por las pérdidas que la enfermedad provoca. Ayudar a reconstruir su visión del mundo, reconstruir nuevos significados para vivir una vida con nuevos sentidos. Asumir el compromiso que estaremos, en la medida de lo posible, acompañándoles en ese proceso de aceptación y búsqueda de sentido ante su sufrimiento. Y si se produce la última pérdida: la pérdida de la propia vida acompañarles en su proceso final.